
Caminando por las calles de Santiago, con mi mochila de pensamientos al hombro y el sol cobijandome y dándome nuevas fuerzas, llegó a mi él. Trajo consigo respuestas y consolaciones que no habían llegado, una inmensa paz se anidó otra vez en mi corazón. Al inspirar, cada una de las partículas cálidas de ese aire me renovó.
Tibio aire de primavera activaste las respuestas que dormían en mi subconsciente. Puedo dejar atrás la angustia y continuar mi camino con una sonrisa,dejando aquel grillete que frenaba mi andar.
En esta primavera no hay más tristezas, me disfrutaré y querré como solo yo debo aprender a hacerlo, caricias prestadas no faltan, no son ellas las que determinan si sonrío o no. Lo que llevo dentro es tantísimo más grande que un vago querer temporal.